*Vito Bordenave

Encendió el sexto cigarro del dia, y dio cuenta de él en apenas unos segundos. No acostumbraba furmar demasiado, pero el fracaso en la compra de aquella tienda le tenia alerta. Luccio no le habia reprendido severamente, pero aun asi sabia que un fallo siempre tiene consecuensias. Siempre.
La mision que debia cumplir ahora era extender la participacion comercial de Luccio al resto del grupo Pentex. Lo particular de aquella encomienda, era que los objetivos eran difusos; por lo general, Luccio daba misiones claras, con objetivos definidos y precisos, en esta ocasion, le mandó a comprar todo lo que pudiese. En fin, pensó mas tarde, si cuestionase todas las ordenes que le daban...
Aguardó cinco minutos mas y volvió a entrar al Hall del edificio, acercandose a la recepcionista -Se ha reunido ya el Directorio? No me apetece esperar toda la puñetera mañana

La muchacha con cara de aburrida debido a las multiples ingresos que Vito, lo miro fijo desde el otro lado del mostrador.

- Caballero, ya he avisado al directorio que desea hablar con ellos, pero entendera que sin una cita, es muy dificil que lo vean el dia de hoy. Ellos son hombres muy ocupados. Le ruego espere o deje su numero para informarme la hora en que lo resiviran.

La dama volvio a sus deberes, digitando mensajes en su computador y atendiendo el telefono.

Vito junto las punta de los dedos de ambas manos sobre su cara, sin cerrar las palmas, en un gesto de falsa paciencia. Miró de un lado a otro de la sala, acariciando su barbilla insistentemente.
El salon era realmente lujoso. Las paredes estaban recubiertas con marmol siliciano autentico, y los revestimientos, juntas y lamparas eran de reluciente bronce. El piso era un parqué de cerezo nativo pucramente pulido, fragante aun. La iluminacion era tenue, el nivel justo de luz para dar un aire solemne, sobrio y elegante. Cosas a las que estaba mas que acostumbrado, claro está.
Dejame ponerlo de esta manera -Comentó al cabo de un tiempo, casi distraidamente dejando dos pequeños paquetes sobre el mesón, su vieja costumbre de negocios- En cada paquete hay algo, abrelos. Tú decides con cual usamos, bien? Mi peticion es simple; QUIERO REUNIRME CON EL PUTO DIRECTORIO AHORA!. Y no cometas un error absurdo, porque la unica que va a pagar serás tu, creeme zorrilla, lo lamentarias- Esto ultimo lo dijo casi en un susurro, con una media sonrisa asomandose por la comisura de sus labios.

**Nota para el Narrador: el primer sobre tiene dinero, aprox US$5000, el segundo un corvo.

La muchacha no se vio intimidada en lo mas minimo por la actitud del sugeto. Luego de escuchar toda la fanfarria que decia, solo se limito a sonreir y tomar el telefono nuevamente.

- Don Oscar, el sugeto del que le hable hace un momento sigue aqui. Si, entiendo. Si señor, se lo dire.

Corto el telefono y se acomodo en la silla.

- Caballero, nuevamente le repito que el consejo no podra verlo el dia de hoy. Don Oscar esta muy ocupado con asuntos de suma importancia, le ruego se retire o tendre que llamar a seguridad para que lo guien a la salida.

-Puta zorrita... Dile a DON OSCAR que estaré aquí mañana a primera hora.
La espera fue absurdamente larga, y los resultados ridiculamente nulos. Obviamente la mujer no creia en su amenaza, aunque bien la hubiera cumplido... Sensatez. Luccio se lo repetia a menudo; de vez en cuando hacia bien escuchar la voz de los ancianos.
Mascullando maldiciones entre dientes, Vito salio del edificio.