Cosas de Familia.

Un mozuelo de unos 25 años respondió rapidamente al llamado a la puerta. Vestia un impecable traje gris, de corte italiano, coronado por un engominado y pulcro cabello. Sus modos eran refinados, y su trato cordial pero distante, como cabría esperar de la servidumbre de tan exigente amo -Buenas noches, en qué puedo servirle?

La actitud del criado cambió drasticamente una vez escuchada la presentacion del recien llegado. Su actitud ahora era servicial, entregada -Es un honor tener a alguien de la Familia en la ciudad... Lamentablemente debo informaros que Don Bordenave no se encuentra hoy en la Casona. Según me informó Vito, su criado de confianza, en estos momentos está participando de una peculiar reuinion cerca de aquí. Si gusta puede esperarlo, aunque debo excusarme de las condiciones del hogar, la tormenta ha causado estragos...

-No es de importancia, entiendo que ha sido una tormenta considerablemente fuerte... Un buen augurio, sin duda.- Afirmó Roberto Ardizzi, con un tono espectral.

No le extrañaba el cambio en el comportamiento de aquel sirviente, era consciente de que existía la tradición del respeto en todos los estratos sociales que conformaban la larga cadena de mando que era el Clan Giovanni y no esperaba que los criados del representante de la familia en aquella ciudad fueran una excepción. Por otro lado la ausencia de Luccio Bordenave tampoco le resultaba especialmente rara, aunque si curiosa, sabía de antemano que la labor como líder y representante del clan en una determinada zona era una tarea ardua, que usualmente requería ausencias prolongadas en nombre de la familia, lo entendía muy bien, era difícil no hacerlo si consideraba que el mismo se encontraba en una tarea similar. El vástago decidió que no perdía nada con esperar a Luccio, después de todo ya se encontraba ahí y al cabo, necesitaba el permiso del representante Giovanni antes de comenzar con cualquiera de sus "investigaciones" o "negocios".

-Esperaré al regreso de Don Bordenave entonces, necesito hablar con él lo más pronto posible.-

Comprendo -dijo mientras se hacía a un lado y realizaba un ademan con el brazo -Por favor pase. Las plantas superiores no presentan daños, y ahí está ubicada la biblioteca personal de don Bordenave. Si gusta puede leer un poco mientras espera. También le serviré algo de beber.

Roberto Ardizzi entró a Casona Villa Romana sin más, ni siquiera se dirigió al sirviente para hacerle un gesto, demostrando la actitud fría que le caracterizaba, y caminó hasta comenzar a subir por las escaleras en completo silencio, con toda la discreción que alguien adaptado a rondar cementerios y trabajar en la más completa incógnita podía permitirse. El Vástago sonrió de medio lado, a gusto al ver que la decoración reinante en la casa era muy similar a lo que estaba a acostumbrado, las variantes eran muy ligeras, casi inexistentes, supuso que aquella dedicación por los detalles era una de las tantas razones por la que la familia Giovanni había alcanzado el poder que tenía.

Se detuvo en la biblioteca y examinó de reojo el lugar, tenía todo el aspecto de un sitio de descanso para un intelectual, revisando los títulos de los libros que habían en los estantes y en general lo que había ahí. No le extrañaba encontrar varios textos en las repisas dedicados al estudio de la Nigromancia, en general con respecto a la senda del sepulcro, al igual que algunos objetos para el mismo fin. Fue tentado a leer uno de aquellos libros, pero se limitó a tomar uno referente a objetos arcanos.

Luego de unos minutos se haber subido a la biblioteca, Dante entró a la habitacion con una bandeja y una copa de vitae -Tenga la bondad de servirse

Don Luccio hace un tiempo que no ha hecho estudios practicos de Nigromancia -respondió mientras deslizaba su dedo indice sobre una mesa. Haría falta una limpieza a la biblioteca antes de que llegara su maestro- Pero en la ciudad hay un cementerio que no representa ninguna dificultad particular para acceder al material. Yo mismo he sido enviado en varias ocasiones a por ello.

Doble post:


Luccio llegó a su refugio bastante tarde, faltaba poco para el amanecer. Al ingresar a la Casona, su criado le informó de la llegada de Roberto. Debido a lo entrada de la noche, decidió que sería mejor atenderle al dia siguiente, por lo que dió instrucciones para que le acomodaran un cuarto, y le avisaran que sería recibido al otro dia.

Kravash siguio al nigromante hasta su refugio, puesto que el suyo quedo estropeado con la lluvia.

- Yo, donde duermo?

Antes de retirarse a su aposento, Luccio le indicó su habitacion a Kravash -Utiliza el mismo cuarto de hace unas noches. Tranquilo, mandé a incinerar las sabanas cuando te fuiste...

Acompañé a ambos vastagos hasta el refugio de Luccio.

- Me siento algo extraña de estar en un lugar que no sea la Catedral, pero he cumplir mi deber. Mi estimado Luccio, ¿cuales serían mis aposentos? Y... ¿Tiene conección a internet? - Pregunté algo incomoda.