Reclutando viejos camaradas

*No paso mucho antes de que un gran grupo de damnificados llegara a la catedral buscando refugio de las fuerzas de la naturaleza. Varios centenares de personas se agolpaban en las puertas suplicando entrar. Principalmente mujeres y niños pedian entrar y refugio. La ciudad se encontraba en un caos.*

Kravash se encontró a bocajarro con la multitud, sin mas, saco su teléfono y marco un nuevo mensaje

*Afuera esta lleno, no puedo pasar¨*

- Vamos, mujer...

*Solo quedaba esperar¨*

*La gente comenzaba a amontonarse en la Catedral buscando refugio, ningún humano podia dormir debido al miedo por una replica. No basto mucho tiempo para que varias figuras encapuchadas llegaran al lugar. Uno de ellos -el mayor al parecer- se acerco a la Señora de la casa con paso firme. Con tono descontento habló -Ahora ven lo que esos Edwards pueden hacer, esto es solo el principio. Deben atacarlos antes que ellos acaben con ustedes-*

Kravash quedo sonrió al ver a Mina, pero su rostro se deformo al ver unas capas conocidas. Ya habian actuado, no mentían ni tenían miedo. Luego de la reunión anterior, si habían cumplido sus palabras, ahora nos observaban. Quizá había sido un error ir esa noche.

- Mmmm...

Cruzo sus miradas con Mina y los extraños encapuchados. Mal lugar para hablar.

Alexandra se encontraba en la capilla revisando unos papeles que Wilhelmina le había encomendado cuando la tierra comenzó a moverse como si esuviese dentro de una juguera.
* Que diantres, que en esta ciudad no se pueda estar una noche en paz * maldijo. Rapidamente tomó sus pertenencias y armas, y se dirigió en su moto hasta la catedral, era obvio que todos se reunirian ahí, incluso los mortales.

Al llegar la orda de gente que se empeñaba en entrar a la catedral era inmensa, estacionó donde pudo y se dirigió a la entrada abriendose paso por entre la gente. Al llegar a la puerta divisó a Wilhelmina hablando con alguien más al que al momento no pudo reconocer, los humanos eran molestos cuando su fe comienza a quebrantarse.

- Lamento la tardanza mi señora, esta ciudad es un caos. - Le hace una pequeña reverencia con la cabeza como puede cuando logra acercarse a ella.

La cosa estaba mal, muy mal. Mina intentaba llevar las cosas en calma, no le funcionaba. Ahora la catedral estaba llena de gente, mirándolos, escuchandolos. Se posiciono al lado de Mina, en un intento de mostrar union. Sus bestias lo seguian*

- Nosotros nos encargaremos de ellos. Ahora no causen mas problemas.

Se volvio a Mina y su amiga

- Vamos a un lugar mas... privado, por favor.

Aguardo una respuesta. La cituacion lo incomodaba.

Alexandra hizo lo que la conciencia le dictó y siguió en silencio a Wilhelmina como una sombra para la líder Lasombra. Por el momento no haría más que seguir las ordenes de ella, por el momento. Tomó su celular y le envió un mensaje de texto a uno de sus criados [Vigila e informame de todo lo extraño que pueda ocurrir en los alrrededores de donde mi ubico. AM.]

Quienes le conocieran minimante sabrian que Bordenave no era un sujeto particularmente agradable. Su animo era, en el mejor de los casos, era huraño, tosco. Podia mantener dialogos relativamente cordiales, para sus estandarres, cuando era necesario, o conveniente. Dentro de su circulo de conocidos eran unos pocos los que tenian el privilegio de no soportar sus comentarios acidos y sarcasticos, al menos la mayor parte del tiempo.
-Espero que la reunion sea provechosa en algun nivel. Tengo cientos de asuntos que atender en la Casona. Lamentaré mucho que esto resulte en una perdida de tiempo.
Luccio asumía con cierta altanería que era bienvenido en la Catedral, por lo que no se molestó en presentarse. Sólo se dirigió directamente a la sala donde sabía se reunirian para tener una charla privada. Asumía tambien que su comentario debía bastar como saludo. No ofrecería nada mas. No esa noche.

El hombre encapuchado miro al grupo de vástagos uno por uno y sonrio levemente. Ellos no eran bienvenidos en ese lugar, pero tampoco deseaban quedarse mas tiempo. *Nos marcharemos en este momento, pero tengan una cosa en mente, a todos ustedes los estaremos observando. Esto es solo el comienzo. Ustedes caerán ante esos Edwards si no hacen algo. Pero mantendremos nuestra palabra y los ayudaremos. Buenas noches.*

El hombre junto con su séquito de seguidores dejaron la catedral mientra el caos entre los humanos era notable.

Kravash no pudo evitar no soltar una carcajada cuando se fueron.

- ¿Alguien mas piensa que esta seguidilla de desafortunados incidentes es obra de esa familia que tanto nombran?

Espero respuesta de los demas y sugirió.

- ¿Que tal si vamos derechamente a darles una visita? Me gustaría saber a que nos enfrentamos derechamente.

Las voces de los refugiados se elevaron en un coro amorfo de sonidos. Algo los perturbaba en su apacible mediocridad. La policía había llegado para inspeccionar el lugar como se había anunciado. Formar un alboroto seria una idiotes con tanta gente mirando.

[mensaje de texto para Wilhelmina Lern]

<<Ey! bandera blanca. Esto está color de hormiga, necesito que hablemos. I.>>

*Kravash no pudo si no reir ante la ironía de las cosas. La noche se ponía cada vez mas fastidiosa e interesante. *

- Temblor, refugiados, ocultistas, policía y ahora una malkavian que quiere hablar. ¿Que otras cosas nos prepara la noche?.

*Miro para sus alrededores, luego a sus dos compañeros.*

- Bueno, vayámonos ya. Sea donde sea, salgamos ya de aquí.

Al salir conjuro sus poderes para cambiar la apariencia de sus ropas. Nuevamente jugarían a los policías.