investigando la mandragora

Después de haber visto a la multitud reunida en el parque pensé que era mala idea buscar alianzas en lugares que suelen estar desahitados y en espacios grandes, por el terremoto mucha gente había salido a la calle así que no estaría mal entrar en algún edificio, muchas de las construcciones ahora estarían desocupadas por temor a que estas cayeran y debía aprovechar el momento algo importante podría encontrar como lo que encontré en aquella casa del ultimo hombre que visite, recordaba que buscaba algo en aquellos aparatos electrónicos que tanto usaban los humanos, algo sobre cosas sobre naturales y por eso me llamo la atención el edificio que se ocupaba de eso en la ciudad, la mandrágora escarlata, me acerque con cuidado era probable que nadie estuviera hay pero no estaba de mas tener precaución.

La tienda se encontraba encendida, al parecer atendía las 24 horas. Aquella tienda era famosa por sus "hechicerias", sus pócimas de amor y sus talismanes de la buena fortuna. Aun con el movimiento, no parecia que la gente le prestase mucha atención. ¿Quien quería un elixir de amor en un momento como este?.

Camine hacia la tienda sabia que habría poca gente y comencé a mirar lo que vendían hay, parecían amuletos hechos por el clan tremere o algo parecido, como fuera buscaba al dueño o dueña del lugar, algo debía saber acerca de los extraños sucesos en la ciudad y aun recordaba aquella criatura que había matado a una joven, quizás su muerte había sido difundida en estos días, si había alguien relacionado con el mundo sobrenatural podría encontrarle aquí.

Al interior de la tienda se encontraba un muchacho de no mas de doce años, que al ver entrar al vastago solo tubo reacción de correr para esconderse tras una cortina de cuentas asustado. Algo en su mirada decía que lo había reconocido como hijo de cain al instante. No pasaron ni dos minutos para que saliera una mujer muy similar a el, quiza su madre o hermana mayor. La mujer miro al visitante con aire serio, pero cercano.

- Muy buenas noches mi señor, ¿en que le puedo servir esta oscura noche?

No habia signos de hostilidad ni de malicia en su voz, en su lugar se oia una seguridad increible.

Parecían humanos que conocían a los cainitas quizás ellos mismos eran sirvientes de alguno por medio del vincula de sangre, como fuera podrían darme algo de información acerca de lo que ocurría en la ciudad.

-soy recién llegado a esta ciudad y he visto algunas cosas que han llamado mi atención, una bestia hace unas noches asesino a una joven en las afueras de esta misma ciudad y parece que una secta o algo parecido también se presentó, solo busco información sobre esto...sé que en esta tienda se puede conseguir ese tipo de información, sobre sucesos paranormales y de ese tipo tal vez usando algo de magia o con otros medios.

La mujer sonrio al escuchar las palabras del cainita.

- Mi señor, aqui no es lugar para hablar de esas cosas. Ellos tienen ojos y oidos en todos lados, mejor sera ir a un lugar mas seguro.

La mujer se volvio para dejar a la vista la entrada por donde habia salido, haciendo un gesto de invitarlo a pasar.